No voy a permitir que me coman las ratas.
La desesperación del pensamiento, fogoneada por la comparación, por momentos, puede ser excitante el desafío que presenta. Pero en esta oscuridad, mi ser y yo solo reflexionamos. Vemos lo que no queremos y lo que es.
Siento como caminan por entre mis piernas, trepando, hábiles, como si de un árbol se tratase.
Tal vez es que me convertí en un árbol. De tanta inacción, me salieron raíces y comencé a torcerme, inconsciente, en búsqueda de un rayo de sol.
Tal vez por eso, esta noche, me encuentro pensativa. Comparando lo que soy y lo que quiero ser. Recibir sol.
Sacudo las piernas y me remuevo, enroscada entre las sábanas. Las pateo fuera de la cama.
Que sea un árbol no significa que me deje comer por las ratas.