Infidelidad y Empatía

¿Podría la empatía ser la respuesta a la fidelidad romántica?

Ayelén Ullmann
10 min readJan 13, 2021
Gabby Orcutt @monroefiles

Desconfigurando creencias.

Me crié escuchando sobre los colores del divorcio. Ya sea en mi entorno familiar, como en el de mis amigos, se escuchaban cosas como “No, ¡Se separaron! Mirá vos che, que no andaban bien hace bastante, muchas peleas, no tenían nada de intimidad y bueno, se la fue a buscar en otro lado”.

Incontables conversaciones entre mujeres, consolando a sus compañeras por “los cuernos” que le pusieron, nos atraviesan socialmente. Hombres, inflando el pecho y escondiendo lagrimas por enterarse que su mujer se acostaba con otro. Escondiendo el dolor y la sensación de traición mientras continúan sus vidas sin elaborar los sucesos ya que, el psicólogo es para los locos.

Mirando la televisión, siempre se muestra como víctimas de la infidelidad a los personajes mas buenos, mas empáticos. Los que hacen las cosas bien y luego, su pareja hace alianza con el pecado de la carne y todo se desmorona, antes de volver a ser construido, o no.

Siempre me pregunté internamente, si el motivo por el cual siento que no podría ser infiel es porque puedo ponerme en el lugar del otro y sentir que no podría hacerles transitar ese dolor.

Pero todo este tema tan complejo y doloroso, este mecanismo casi tortuoso, ¿Es así como creemos? Puede ser que esta “injusticia” que nos tocó atravesar a más de uno y que seguramente nos hizo replantearnos relaciones, nos dejó noches sin dormir pensando que hicimos mal. ¿Será consecuencia de la relación en sí? ¿Qué es lo que entra en juego en estas circunstancias? Y por último, pero no por eso menos importante ¿Tiene algo que ver la empatía con la fidelidad?

“Creo que una persona empática puede ser más fiel, por el hecho de ser más sensible e inteligente emocionalmente. Creo que la infidelidad tiene que ver más con la persona que con la circunstancia. De los cuernos y de la muerte no se salva nadie. La infidelidad y la mentira van de la mano. No me gusta mentir. Me genera malestar y pensar en ser infiel también. No perdonaría los cuernos, pero tal vez, continuaría la relación, pero el suceso quedaría grabado como un archivo que por siempre sería recriminado”

Julia, 29 años.

Empatía, fidelidad e infidelidad

La empatía es la capacidad de sobrepasar las diferencias que el individuo puede llegar a tener con el otro, vinculándose con compasión y altruismo. Es el lado opuesto al egoísmo.

Sirve como herramienta para entender al otro y ponerse en sus zapatos. Nos ayuda por momentos a ver las circunstancias desde el otro lugar de la calle.

Se divide en dos grupos: La empatía afectiva, que es el contagio emotivo, sentir las emociones ajenas como propias y sentirse afectado por ellas, y la cognitiva que te ayuda a ponerte en el lugar del otro, para comprender su postura.

Observándola como un “valor”, se puede decir que es una característica positiva de bondad e incluso pureza. Pero en el ámbito laboral se considera una debilidad, ya que se valoran más otros aspectos más funcionales a la productividad.

La fidelidad se entiende como un “contrato” consensuado entre las partes de exclusividad sexual y monogamia. Esta manera de amar, tiene que ver con el cuidado y el actuar en pro de generar un crecimiento de aquello que amamos. Requiere cuidado, responsabilidad, respeto y madurez emocional. En cambio, la infidelidad es la ruptura de este contrato.

Según la psicología, la infidelidad es la culminación de un proceso oculto o secreto de separación que lleva tiempo gestándose. Se refiere a que incluso por años, la persona “infiel” ocultó sus malestares, crisis emocionales (que no tienen nada que ver con la pareja) o un sufrimiento relacionado con la historia personal de la persona, que lleva cuál mochila inconscientemente por mucho tiempo. Estas crisis transicionales individuales o dificultades no resueltas en el ciclo de vida de las personas, se suman a ciertas dificultades con el apego y la elaboración del duelo. Este tipo de apego evitativo, es común en personas que inhiben sus estados emocionales, más si son negativos. Es decir que no reconocen su propia angustia, malestar y no buscan apoyo en el otro. Todo estas sintomatologías, serían camufladas bajo el acto de la infidelidad.

“Creo que ambas cosas están relacionadas. Nunca fui infiel ni podría serlo. Once a cheater always a cheater (Si te engaña una vez, siempre te engañará). Aunque se que hay casos que se aprende del error, la mayoría reincide. Mi respuesta rápida sería terminar la relación, pero siempre hay cosas a tener en consideración que son más grandes que la infidelidad, por eso habría que ver cada caso en particular.”

Ivana, 29 años.

El director de cine, Quentin Tarantino (conocido por películas como Pulp Fiction, Kill Bill), cuenta en una entrevista con la revista Elle de 2009, que a sus 30 años, había sido infiel a su novia de aquel momento y mas allá de haber terminado la relación, tal era su culpa, que estaba dispuesto a cortarse un dedo para enmendar la situación. Un amigo cercano a él, le dijo que en vez de emborracharse y cortarse un dedo de manera honorífica, cuál japonés practicándose un harakiri, se permitiera sentir el malestar por su accionar y que en un futuro no lo volviera a hacer. Al final, Tarantino no se cortó ningún dedo y aprendió sobre el mismo mucho mas gracias a ese suceso.

En el caso de la infidelidad, hay diferentes formas de procesar el dolor. Algunos, como Tarantino, lo llevan al plano físico y si no fuese por una mano amiga, hoy escribiría sus guiones con un dedo menos. Otros no llegan al punto de la introspección y continúan transgrediendo el proyecto preestablecido. Pero mis preguntas son: ¿Hay momentos de aprendizaje? ¿Se puede transgredir el contrato monogámico invisible y no volver a hacerlo?

“He sido infiel. Creo que todos somos infieles en algún momento de la vida. Lo llevamos adentro. De eso no escapa nadie”

Nahuel, 35 años.

Anthony Tran @anthonytran

“Sufrimos, no por los acontecimientos, sino por lo que interpretamos” Beck J.S.

Un estudio de investigación realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, en el año 2012*, diseñó una Escala de Empatía Romántica (EER), basándose en toda la información disponible sobre este tema (a pesar de que exponen que la investigación sobre la empatía en el contexto de la pareja romántica es escasa) y utilizaron como objeto de estudio a 224 hombres y 237 mujeres, de entre 17 y 80 años. El propósito del estudio fue operacionalizar el constructo de empatía hacia la pareja romántica y lograr con ello contar con un instrumento con características psicométricas apropiadas.

Los resultados mostraron que las relaciones se componen en cuatro dimensiones: Toma de perspectiva (la habilidad que posee un individuo para percibir los estados emocionales de su pareja, así como a la capacidad imaginativa para ponerse en los zapatos de su pareja), Empatía cognoscitiva de las emociones (el reconocimiento perceptual y comprehensivo que una persona tiene acerca de otra cuando ésta experimenta emociones de distinta intensidad), Perturbación propia (Sentir lo que la otra persona siente. Contagio emocional) y Compasión empática (la sensibilidad y ternura que se experimenta con respecto a la pareja, la preocupación por su estado emocional que puede llevar a tratar de ayudarla en caso de necesidad).

Los resultados dicen que la empatía favorece la interacción a nivel emocional entre sus miembros y de que el uso de un estilo de negociación integrativo ante el conflicto en el que se consideran tanto los propios intereses como los de la pareja puede hacer la diferencia.

Amor duradero en tiempos de redes sociales, consumismo, uso y descarte

Gracias a las películas románticas, la literatura y el arte en general, la infidelidad aparece como algo que destruye a la persona, es el agravio más despreciable y traumático que puede haber. Se lo muestra al infiel con música dramática y filtros oscuros. En cambio al amor se lo describe como algo mágico, naturalmente bello y nos incita a buscar ese irreal de un “amor verdadero”, la media naranja complementaria. Todo esto en su conjunto, nos colabora a que nos encontremos con ciertos estándares que, junto con la construcción social de nuestro siglo, creemos un amor romántico mitificado, un ideal de relaciones de pareja que decanta en una utopía emocional y nos limita a pensar en el infiel como un criminal mal nacido.

De ahí vienen luego los desengaños y las sintomatologías consecuentes.

La cultura líquida postmoderna en la que nos movemos, destruye todo lo concerniente a los vínculos, siendo estos sustituidos por redes en las cuales las relaciones son superficiales.

La Psicóloga Inmaculada Jauregui Balenciaga, nos cuenta con elocuencia en su extenso artículo: “El fenómeno de la infidelidad: Trauma y estrés postraumático”* que dada la evolución de nuestra sociedad, en el amor romántico confluyen múltiples contradicciones y paradojas. Se promueve lo contrario a los requisitos de un amor idealizado. Cuenta que en realidad, nos hace consumidores impulsivos, poco reflexivos y sin capacidad crítica.

Ahora, hablando desde el otro lado, el que padece la infidelidad, puede producir muchas sintomatologías consecuentes. Dentro del proceso de aceptación y tránsito de una infidelidad, creo que la que más destaca, es la ira. Me pareció muy interesante nombrarla ya que posee dos caras. Puede ser productiva, ya que nos ayuda a corregir comportamientos equivocados o adaptarnos a nuevas situaciones, pero también puede generar que perdamos la perspectiva y la empatía. Modificando la forma en la que nos vinculamos con futuras parejas.

Gabby Orcutt @monroefiles

Transición en la búsqueda del entendimiento

Cuando me propuse investigar sobre este tema para escribir este artículo, pensaba que ya tenía una idea formada al respecto. Que las dos cosas iban de la mano. Demonizaba al “infiel” y de alguna manera, creía que la infidelidad surgía cuando una pareja se distanciaba, se peleaba constantemente o había otros problemas dentro de la relación. Que uno terminaba tirando más que el otro y ese otro empezaba a ver a otras personas con deseo, ya que no lo veía más dentro del vínculo que tenía.

En verdad, este proceso de escritura me resultó un desafío que no esperaba encontrar. Imagínense mi sorpresa, cuando todo lo leído y recopilado, me hizo dar cuenta que la infidelidad es un acto acérrimo al ser humano, que todos en mayor o menor medida tenemos los ingredientes para accionar de esa manera, porque somos eso, seres humanos. Y que la empatía puede llegar a ser un plus para la “firmeza” de la relación, pero tiene mucho mas que ver con la comunicación, la negociación y la búsqueda de un objetivo deseado en común.

Es una realidad que la infidelidad le quita al otro la capacidad de elegir. Atenta contra el bien común de la pareja y desestabiliza la confianza no solo en el otro, sino en uno mismo. Lo viví.

En mi caso personal, al pasar por una infidelidad y haber sufrido mucho por ella, me hizo tener un punto de vista agresivo con respecto a esta temática, por lo que tuve que dejarlo colgado en el perchero para poder absorber esta información y lograr moldear mi idea de manera objetiva. Ahora, me encuentro con un punto de vista diferente. Veo que no es cuestión de buscar culpables o entender qué sucedió en aquel momento para que el otro actuara de aquella manera, ni enroscarse mentalmente con el típico que hice yo para que me haga esto. Se jugaron muchos factores individuales que nada tienen que ver conmigo y que no puedo culparlo por sus propios conflictos e historia personal.

Creo que pude entender un poco más sobre la mente humana, sobre cómo nos relacionamos con el otro y con nosotros mismos. También puedo comprender un poco mas, que el panorama en el cual fuimos creciendo y los estándares tan difíciles de alcanzar a los que aspiramos son un factor fundamental en nuestro desarrollo amoroso conflictivo.

Todo esto, tal vez en mi aspiración de poder entender un poco mas las mecánicas sociales(y las mías por supuesto), me llevó casi orgánicamente, a pensar en qué otros contextos se da la infidelidad. ¿Por qué quedarse solo en las relaciones románticas, cuando la ruptura de contratos establecidos se da en casi todos los ámbitos del ser humano? Ya sea en una amistad o en un vínculo laboral, se pueden dar ciertos condimentos que lo hacen sentir como una falta, una infidelidad. Incluso el dolor que experimentamos ante la ruptura de una relación de amistad es similar.

Entender que en cada vínculo que tenemos se ponen en juego las individualidades de cada uno, con nuestros traumas, nuestras inseguridades y nuestras perspectivas, tal vez nos ayude a transitar los sucesos que acontecen de otra manera, nos prenda la luz sobre la idea de que el otro también tiene una construcción de vivencias y experiencias que lo hacen un ser humano y que no siempre se van a dan las cosas de la manera en la que deseamos. Pero sobre todo, que por más que pongamos toda nuestra empatía y nuestra amistad sobre la mesa, eso no hace que el otro esté en un “lugar ideal” para poder conectar con nosotros en la misma sintonía. No somos responsables del accionar ajeno y tampoco somos autoridad para juzgarlos. Podemos tender los canales de la comunicación, podemos decir nuestras verdades y buscar el mutuo acuerdo, pero no podemos modificar el camino que está transitando otra persona. Pero no se pierde el libre albedrío. Está en elegir con quién creamos el contrato.

Lograr absorber lo que estuve leyendo, o por lo menos comenzar a hacerlo, me da muchas nuevas herramientas con las cuales siento que tal vez, pueda vincularme con el otro de una manera distinta. Mejor o peor aún no lo sé, pero sí que será distinto.

La vida, para mi se trata de esto. Replantearte las cosas e intentar entendernos a nosotros mismos. Es crear, leer, aprender, madurar y crecer, sin olvidarse nunca de vivir.

*Referencias:

-Empatía, (Sánchez-Aragón, R., & Martínez-Pérez, M.) (2016).

-Empatía en el contexto romántico: diseño y validación de una medida. Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.upsy15-1.ecrd

-El fenómeno de la infidelidad: trauma y estrés postraumático. Por Inmaculada Jauregui Balenciaga.
http://www.eepsys.com/es/el-fenomeno-de-la-infidelidad-trauma-y-estres-postraumatico/

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Ayelén Ullmann

Argentina. Lectora y escritora. Mamá gatuna de Aslan y Minerva